En el anterior artículo habíamos hablado de los «qués» y «por qués» de la relegación del clítoris a un papel de subalternidad en relación con el pene en los encuentros eróticos heterosexuales. Hoy nos encargaremos de dilucidar algunos de los «cómos» para devolverle el lugar de importancia y honorabilidad que le corresponde.
Las mujeres1 que sienten que algo está faltando, que algo está fallando, pueden encontrar maneras de hacer que su clítoris entre en escena sin grandes dramas o temores.
En primer lugar, tanto ellas como sus compañeros, han de ser conscientes de esta realidad. El equivalente al pene en la fisiología humana no es la vagina, sino el clítoris. Si se le da un papel tan importante al pene, no se le puede negar ese derecho de existencia al clítoris. Para ejercer su derecho al placer clitoriano pueden llevar la mano de su compañero al lugar exacto donde desean ser acariciadas, o ellas mimas hacerlo cuando les apetezca. Las inseguridades que esto va a generar en los hombres (cis), puesto que pueden dudar de su valor como amantes si se le resta importancia a la cópula, irán desapareciendo a medida que adquieran más información, más conocimiento de la realidad, a medida que muchos prejuicios y falsos mitos vayan siendo desbancados. Este es un proceso largo y poco socorrido por los modelos ofrecidos en la pornografía mainstream y otros medios como el cine y la televisión; pero a la vez, un proceso que se puede convertir en un estimulante viaje. Descubrir nuevas formas de dar, obtener y expresar placer suele ser un plato de exquisito gusto. Se pueden buscar posturas a través de las que el clítoris sea estimulado de forma indirecta con la penetración. Se puede dibujar un mapa de las zonas erógenas y mostrárselo a su compañero. Ellos pueden comenzar a percibir todo el goce del que es capaz de experimentar alguien, por fin, sin restricciones. Contemplar, observar, sentir el placer del otro suele ser un gran estimulante,de los más potentes.
Así pues, el lema ¡mi clítoris también existe! Puede comenzar a enarbolarse en los procesos de autoempoderamiento. “Mi clítoris también existe y está ahí para ser disfrutado, valorado y tomado siempre en cuenta”.
1 En este artículo hablamos de mujeres heterocisexuales. El término “cis” se refiere en este caso a mujeres con vulva, es decir, mujeres en las que hay concordancia entre el género que les asignaron al nacer y su identidad sexual.
*En este artículo hemos querido destacar la gran importancia del clítoris y su injusta relegación a planos de olvido, por ello nos hemos situado desde un punto de vista genitalista. No obstante, no hemos de olvidar que el cuerpo entero, toda la piel que lo recubre, es superficie sensible y sintiente dadora de placer y que también la olvidamos, poniendo el foco de atención solamente en nuestros genitales.